domingo, 17 de abril de 2016

DÍA DOS - NADANDO A LA SUPERFICIE

DÍA DOS - NADANDO A LA SUPERFICIE

"Incompresibles y cabezotas  ángeles de la guarda. Planes fallidos que replantean - gracias al cielo - nuestra existencia.

Comparto porque tengo el deber de compartir. Expreso porque puedo, porque quiero, porque sé." 




Aunque  recientes, son borrosos los recuerdos, tergiversados por un macabro cóctel de sentimientos, mayoritariamente culpa y desesperanza.  

Día dos. Estoy respirando, sonriendo, mirando a mi alrededor. Veo colores a través de mi ventana y me pregunto si los demás los percibirán de la misma manera que yo...

Día dos y sigo siendo la misma persona excéntrica, la que se pregunta lo que muchos no hacen. La que siente cosas que otros pasan por alto.

Advierto además el desastre de mi vida con los conocidos ojos de mi propia autodestrucción. Lo que he derrumbado, lo que he convertido en lodo, lo que he podido y no he tenido el valor de llevar a cabo...

"¡No!" - Me sacudo las pulgas otra vez . "El universo que observas está más ordenado que antaño, más de lo que crees, y más- si me permites la odiosa comparación - que otros muchos que conoces. Sé amable y ablanda."

Mi vida ahora está alumbrada por un gran foco como el que vemos en  los teatros. Lo llevo encima. Lo siento encima, noto su calor. ¿Será el halo o aura de un ente mágico?. No lo sé... Pero me enfoca  sólo y exclusivamente a mí, ayudándome a centrarme en lo que verdaderamente DEBE   importarme.

Con una amiga traviesa, me escapo distraída, atrapada en las mentiras de otros, en las heridas que otros causan con sus juicios , con lo que dijeron o callaron, con lo hicieron o dejaron de hacer . Mi amiga traviesa "autosabotaje"  me incita a correr allá donde el foco no alumbra, de la misma manera que cuando tenía catorce años "amigas" me invitaban a fumar o a beber a escondidas y la tentación era demasiado poderosa. El poder de lo oscuro, de lo cómodo, de dejarse llevar. 

Pero el calor de la luz me sigue, pues aquí sigo.  

Sigo mirando a mi alrededor y haciéndome preguntas absurdas dos días después, cuando creí estar segura que hacía un favor a "la humanidad"  y que una retirada a tiempo era siempre una victoria.  

Sigo aceptando  a tropezones que me he equivocado después de jurar que lo sabía todo.

Y ahora busco la superficie. Por suerte,  desde el fondo sólo se puede ir hacia una dirección,  y el impulso lo busco en mis piernas temblorosas, acuchilladas pero fuertes.  Alcanzaré el oxígeno de la superficie ¡Oh sí!. Nadaré hasta arriba utilizando mis brazos cicatrizados , empleando cuan energía me quede, aguantando la respiración si hace falta  incluso cuando en ocasiones me falte el aire.

Y cuando mi cabeza vuelva a estar respirando aire limpio y puro, y mi cuerpo cómodamente a flote, entonces... entonces ése ya será día tres.


Hoy es día dos. 

Verónica E R