lunes, 15 de diciembre de 2014

ELLOS SE OLVIDAN

ELLOS SE OLVIDAN…..tienen su vida.

Yo me levanto, me despierto a veces tarde. Ahí va la vergüenza, vergüenza que me pesa, me pesa tanto….

Me levanto al fin, las pastillas, y las gomillas para las muñecas.  Mis muñecas enrojecidas, en carne viva. Ellos se olvidan de esos momentos que vivo de humillación conmigo misma, de transición, de “seré o no seré enferma”. Momentos de: - Venga, va, póntelas. Oculta quien eres. Vive “normal”. Ellos lo olvidan...

El peso del aire al respirar, la angustia de ver las fotos colgadas de mis hijos en la pared. Y a la vez… quitarme las “pulseras, mirar, y decir “¿por qué?” … Eso lo ignoran, o lo olvidan.

OK. Ducha fría. Ablanda. Tranquiliza. Permite. Me calmo. Café, si hay. Ritmo de vida “normal”. Sólo con un “más”, sólo con un plus; un no querer despertar de una historia de la que desconfío. Una que sólo yo, por lo visto, veo. Lloro, lloro y lloro. Duele, porque quema saber que ya olvidaron las cucarachas y bichos que corrían por mi piel aquella noche que escapé al cementerio buscando a no sé quién. Aquella tétrica y patética noche en la que fui rescatada por policías y ambulancias en pleno campo santo. Vergonzoso y apestoso espectáculo que yo no olvido, no. 

Pero abrasa saber que sigo al borde afiladísimo del fin de mis días. Y en este puto país de mierda, al menos que tengas una enfermedad que sea vista, oída, olida, y/o tocada, te dicen: – va corre y mueve el culo, que todos tenemos problemas, no está solo el tuyo-.

Muy bien, pues aquí estoy de vuelta,con mi culo en movimiento, mi mochila cargadita, haciendo lo único que sé, (quejándome o escribir, depende de cómo se quiera “oir”). Portavoz de los olvidados, de los que habiendo sido diagnosticados una enfermedad mental por profesionales de la salud, seguimos una vida en apariencia normal, y se nos trata como tarados.

He hablado. 

Verónica Espinosa Ramírez