EL INGRESO 3 – Laberintos
Se llevan mi bandeja de la cena tal y como me la
trajeron. Han sido mis primeras veinticuatro horas allí dentro y aún no he
comido nada.
Aún no puedo asimilar lo ocurrido. Aún no relaciono este
lugar a una unidad de salud mental, un purgatorio quizá sí. Nadie me va ayudar
aquí, pues me quieren hacer reaccionar. ¿Esperan a que sane, o que enloquezca
de verdad para poder así tomar medidas más drásticas?
No puede ser efectivo disponer de tanto tiempo para
dar rienda suelta a las posesas que viven dentro de mí, pero que no hablan, si
no que cavilan silenciosa y cruelmente para despellejarme a cada segundo la
piel de mis sentidos.
¿De quién fue la radiante idea de abandonarme literalmente entre rejas? Ya no estoy tan
segura de que sea sólo Mario el partícipe de toda esta función. Están todos
ellos metidos hasta el cuello, hermanos, hermanas, padre, madre, amigos, todos en
el ajo.
No. Imposible. Tan importante no soy…
Gran parte de mi estancia en este hotel de locos me la
pasaré sentada en esta cama mecánica frente a la ventana, mirando la carretera
del Sur que lleva en obras casi desde que tengo uso de razón. Es ridículo. Cómo
se puede tardar tanto en arreglar una calle. Veo coches. Coches van y vienen
despacio, y yo me imagino dentro de ellos. Me imagino ser otra persona, sentada
en un asiento de otra vida que no corresponde a ningún pasadizo húmedo entre el
aquí y el más allá, fuera de este laberinto.
Me he vuelto a perder en mí misma. “Sal de tu mente y entra en la vida”,
suele decir Inmaculada, mi psicóloga. ¿Será ella también parte del plan? Es una
pena, yo la creía de mi parte. A estas alturas no se puede fiar una de nadie.
Todos pueden ser parte del plan de venganza divino. O humano...
Observando, contando, describiendo los coches que
pasan por la dichosa calle en construcción recuerdo cómo trascurre la mañana. Tuve
el inmenso placer de la visita del médico estrella que va a llevar mi caso. Soy
una chica con suerte, eso es cierto. Vino después de que me quitaran las
cadenas y me sacaran del calabozo. Me trasladaron a la que sería mi jaula durante los próximos días. Vino y echó fuera a
la fiera de piel morena que me había acompañado en silencio durante el desayuno
desde su cama deshecha, con el pelo revuelto y la boca llena de pan integral.
-Sal un momento.-
Le dijo. Luisa, con cara de pocos a amigos, lo
miró de reojo y salió a regañadientes.
-Hola Julia. Soy
el Dr. González. Vengo a hacerte algunas preguntas.- Siguió hablando pero no
pude tomarme en serio a aquel esperpento humano.
-¿En serio eres
tú mi médico?. Lo que me faltaba por ver…-.
Mi tono era violento y sarcástico. Cien por cien Borderline.
Aunque la situación no merecía menos, aquel psiquiatra era un friki. Usaba gafas de patilla ancha, pelo negro ondulado, despeinado, lo suficientemente largo para que le cubriera la frente que seguramente tendría
cubierta de granos. Y muy muy joven, casi podía ser mi hijo.
- ¿Pero qué es
esto? ¿Qué edad tienes tú? Te manda Mario, ¿no?.-
Llegaba a sentir pena por el joven muchacho a ratos, cuando
encontraba algún atisbo de luz en el embrollo de mis pensamientos, claro. Pero
pronto se esfumaban los escombros de bondad que me quedaban y me volvía a sumergir
en la maldad absoluta del sarcasmo sin humor. ¡Qué me importaba…! Estaba
perdida, encerrada con llave, con fecha de caducidad. No había nada ni nadie
que fuera capaz de removerme las entrañas, que me hiciera entender que estaba
siendo manipulada por mi mente, mi enfermedad, por la ignorancia.
En ese momento sólo quería ver coches pasar, ser otra
persona, morir y resucitar. Nacer pero no vivir. No quería caminar por los
pasadizos de mi mente caprichosa sin luz, tambaleándome de una pared a otra. No,
estaba cansada de luchar. Pero ahí me encontraba,
y sola. ¿Qué hacer cuando lo que sientes te consume? Negar y
evitar. Odiar y lesionar. Juzgar y criticar. ¿Qué si no? ¿Cómo explicas a
alguien que no te quieres morir cuando tienes las muñecas abiertas? ¿Qué haces pues cuando te tachan de ingrata, caprichosa, desagradecida? ¿Cómo
explicas que es un error, un impulso, no es locura, es pasión llevada a un nivel
demasiado alto? ¿Hay necesidad de explicar en primer lugar?
Vuelvo a ver la luz
en este túnel, vuelvo a querer estar viva por un momento… esto es un tormento.
Una miserable y triste montaña rusa que dura demasiado tiempo.
Oscuridad de nuevo. Quijada tirante,
odio. Mirada perdida. “No tengo a nadie,
si no me entienden, se pueden ir al infierno. Bienvenido, auto sabotaje, ponte
cómodo. Estarás aquí un buen tiempo.”
Pronto abrí los ojos y percibí a mi alrededor un mundo paralelo mucho más horrible que el mío propio. Laberintos muchos más complejos y
estrechos que el que me había tocado vivir a mí. Pronto salí de mi habitación y
conocí diferentes historias.
…
perfectamente descrito, muy duro y verídico, evidentemente hay laberintos mucho más complejos y estrechos que los nuestros, pero ni mejores ni peores,simplemente diferentes...y sigo pensando que si tienes la cabeza amueblada....solo necesitas hablar hablar y hablar, asi salen los demonios o se callan porque hablas diferente a como lo harían ellos y se desconciertan,,,,desaparecen aunque solo sea por minutos, minutos de gloria donde tenemos la oportunidad perfecta de volver a entrar en la vida!!
ResponderEliminar.... y después salir de nuevo.... es agotador. uuuuffff ?¿Dónde está la toalla? Quiero tirarla...
Eliminarnunca tires la toalla amiga, eso nunca!! tienes mucha gente que te quiere y que este a tu lado.. aunque algunos/as como yo en la distancia.. pero sabes que estamos aqui.. las dos hemos pasado momentos dificiles.. pero quiero que sepas que estoy aqui y que puedes contar conmigo, compartiste conmigo mucho y yo contigo, eso para mi significa mucho amiga!! te haces querer cielo.. eres una persona maravillosa, todos tenemos momentos de todo en la vida, de eso se trata de caerse y levantarse preciosa.. vamos amiga!1 tu puedes preciosa!! te mando un abrazo enorme y fuerte, tqm amiga, no lo olvides nunca!! aqui estare mi buena amiga.. <3 :)
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