viernes, 14 de marzo de 2014

Nadie te quiere


“A nadie le caes bien. Eres la peor de las amigas. Antipática, rara, nadie te puede ni ver”.

Éstas fueron las palabras que escuchó un día Vicky volviendo del colegio. Salió de clase feliz porque no había que hacer deberes. Era principio de curso. Felicidad mermada abruptamente por Marta, quien le dejó muy claro que “no eres una de las nuestras. Eres diferente. Eres peor. Vete a casa y llora, que nadie te hará caso. Tonta.”

10 añitos acababa de cumplir Vicky el mismo día que empezó el curso. 10 añitos para asimilar que no era nadie en su pequeño mundo de amigas, vecinas y juegos. Nadie. Menos que nadie. Era la odiada, la rara, la seria.
Pero aquel día fue uno de sus peores que aún hoy recuerda. Subió las escaleras corriendo hasta llegar a su casa donde su madre la esperaba sonriente. Entró de un portazo, soltó su mochila y se fue a su cuarto a llorar. Su madre dejó de sonreír, no sabía muy bien qué hacer. La dejó ir. ¿Qué más podía hacer…? Son cosas de niñas.

Capítulos similares se repitieron a lo largo de los años, en iguales y distintos ámbitos. “Te odio”, “eres una rara”, “ya no eres nuestra amiga”, “ni tu propia familia te quiere”….

Hoy, Vicky acude a psicólogos, intenta recuperarse de su trastorno, sus miedos y fobias sociales, mientras que sus “amigas” viven una vida prácticamente normal.

¿Fue acaso necesario aquel rechazo? ¿Fue justo? Ninguna criaturita de 10 años debería jamás escuchar palabras tan terribles y crueles. Pero la realidad es otra, por desgracia. La realidad de algunos pequeños – incluso de más temprana edad -  puede ser muchísimo peor que la de Vicky. El infierno empieza ahí para algunos. Empieza con el rechazo, la humillación, la impotencia de no encajar y ser por lo tanto desplazado. El comienzo de un trastorno podría estar en nuestras manos. Y sin embargo lo dejamos ir…….


Verónica E. 

5 comentarios:

  1. Es cierto cómo una situación de estas características puede ser el principio de un desencantado de la propia vida y no permitir crear la identidad de una persona conforme pasan los años.

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    1. En efecto. Por suerte no siempre es así. Pero no es fácil llevar "buen camino". Un abrazo y gracias. V.

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  2. Es duro destacar por ser rara pero también es gratificante cuando creces, maduras y te vas dando cuenta que no encajas en el común de los mortales casi desde que tienes uso de razón y aún sigues ganándole días a la muerte que nos ronda sin piedad... Es un camino tan tan largo el que se recorre por el sendero entre la cordura y la locura que resulta impensable ser estable, objetivo,contenido y coherente, justo lo necesario para ser "socialmente aceptado"....
    Por experiencia propia te digo que el comienzo del triunfo en nuestras batallas, es dejar de pelear contra nosotros mismos como si fuéramos nuestro peor enemigo, sin darnos una tregua, ni un respiro!!...
    Amarnos, comprendernos,perdonarnos e incluso ser permisivos...ese es el objetivo diario.
    Saber que flaqueamos, tropezamos, caemos...pero siempre, siempre queda algo en nuestro interior, que es más fuerte de lo que podemos imaginar.!!..
    Es el amanecer a un nuevo día lo que debemos contemplar como la oportunidad para ser mejores personas y mejores amigas, castigarnos menos, querernos más, respetarnos y darnos la oportunidad de mirar alrededor con atención, ni hacia atrás, ni hacia adelante,solamente AQUI Y AHORA.
    Cuando dominemos ese odio y esa falta de sensibilidad con nosotros mismos, cuando entendamos nuestro carácter sin ser la víctima ni el verdugo....
    Solo entonces haremos de nuestro mundo, un universo mayor y mejor! y con el las emociones que lo componen, las personas que nos sufren y la familia que nos ama!.
    CH

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    1. Así es, CH. Ese es precisamente uno de mis objetivos personales: encontrar gratificación y mover a un lado la incomprensión. No es tan fácil, pero cierto es lo que dices: amarnos, ablandarnos, permitirnos ser como somos. Un abrazo y gracias.

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  3. Lo peor es ver como a otra gente le va bien, mientras tu estás jodida con la enfermedad. No es envidia, no es maldad. Es simplemente preguntarte, y por qué yo estoy así?

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